Vivimos en una sociedad injusta, polucionada, llena de ruidos y alienación, pero debemos y podemos aprender a protegernos y saber cuándo tenemos que cerrarnos al mundo y robar un instante para parar, para buscar entornos que nos inspiren paz, tranquilidad, felicidad. Comenzar a “sanar nuestro interior”.
Aprender a controlar nuestra vida desde la atención consciente… parar en un parque y sentarnos en un banco a disfrutar del entorno, un torrente… ser uno con el frescor, la claridad…”ver con los ojos cerrados, sentir la presencia de todo el universo”. Nuestro corazón late al mismo ritmo que el resto de latidos de todos los seres.”
Si vivimos con atención, multiplicamos nuestra comprensión, nuestro cariño…
¡Los demás también lo notan!
Made with
Easy Website Builder